Una ayuda para madres expatriadas (y padres también)

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Este fin de semana se festeja el Día de la Madre en Argentina y, si seguís este blog, supongo mi origen no te es muy enigmático. Por eso quería escribir sobre la “maternidad expatriada”. Además tenía ganas de regalar algo a los lectores del blog porque me pone de un humor increíble ver la cantidad de visitas que tiene y que no para de crecer. Así es que al final te cuento mi idea.

Si no tenés hijos ni conocidos que los tengan, te diría que sigas leyendo porque a mi entender muchos de estos artículos “para madres y padres” tocan temas que seguramente te aporten algo valioso para pensar, así que acá vamos!

Este blog es un espacio de prevención; la idea es que pueda ayudarte a que las cosas se resuelvan, se procesen, no lleguen a mayores. Claro, en el consultorio siempre recibo las cosas cuando llegan a mayores (o casi siempre, para ser más justos). Acá la idea es poder trasmitir conceptos y herramientas para que eso no te pase y hoy te propongo que hablemos de cómo poder detectar si algo no está marchando del todo bien con tus hijos.

A ver, cuando los chicos tienen un mal rendimiento escolar, o se quejan constantemente, o nos cuentan lo que están pasando… bueno, ahí es un poco más fácil. Pero sucede que hay distinto tipos de personalidades y hay chicos que no se quejan. Que no “traen problemas”, por decirlo de alguna manera. Por supuesto, alguna cosita alguna que otra vez pero casi siempre son muy fáciles. Uno como madre o padre no podría estar más feliz, no? Porque mientras la hija de P. no logra hacer amigas, nadie la invita a la casa, etc., nuestra hija está lo más bien, tiene amigas, mantiene sus vínculos, se relaciona con la familia en el país de origen… Y no, no digo que si está pasando todo eso haya necesariamente algo malo.

Lo que quiero comentarte hoy es que hay hijos que no se animan a compartir lo negativo. Esto a veces tiene que ver con un esfuerzo grande nuestro de sólo enfocarnos en lo positivo y otras veces no, por alguna otra razón, lo evitan.

A veces sucede que nos ven tan atareados o llenos de cosas que no quieren complicarnos o preocuparnos. Otras veces que les da vergüenza o pena compartir, poner en palabras ciertas situaciones y otras tantas que ni siquiera saben del todo qué les pasa. Se van sobreadaptando a las situaciones pero después, si van llenando una represa con sentimientos llega un momento en el que el dique no da más y ZAS! se nos desborda todo.

Entonces ¿cómo evitar ese punto?, ¿cómo ayudarlos a poder hablar de lo que no fluye o no sale del todo bien?, ¿cómo ayudarlos a no ir juntando la basura abajo del alfombra y que, en cambio, la puedan convertir en algo útil, en aprendizaje, en proceso?

Por supuesto que esto va a variar según la edad de nuestros hijos pero una buena “gestión de emociones” siempre viene bien y en esto vos podés ayudar. Hay algo que funciona con todas las edades y es que los adultos normalicen lo negativo. No digo que te la pases quejándote todo el día; para nada. Pero no viene mal contar alguna anécdota donde algo no nos salió bien, alguna historia -actual o pasada- donde las cosas no salían como nosotros queríamos.

Como adultos siempre queremos mostrar que tenemos todo claro, que todo lo podemos manejar y que se queden tranquilos que todo va a salir bien. Eso no está mal pero en ese empeño a veces nos olvidamos de dejar espacio para lo que no funciona, para lo que no sale, para lo que nos frustra y entonces cuando a ellos les toca enfrentarse con esto (que aparece en toda vida, quieras o no) no saben cómo manejarlo.

Las historias, las anécdotas de nuestros tropiezos, de nuestros fracasos no sólo ayudan a modelar resiliencia (nuestra forma de salir fortalecidos en la adversidad) sino que también les dan respiro, les muestran que la vida no es pura perfección y todo rosa y que sus complicaciones, sus intentos fallidos no son errores de ellos sino pura humanidad.

Y te decía al principio que quiero regalar algo en esta fecha así es que lo que se me ocurrió es lo siguiente: hay algo que ya tengo armado para ayudar a madres y padres expatriados y es el Curso que viene recibiendo unos comentarios fantásticos que me llenan de alegría constantemente. Y así es que desde que se publique este post, los primeros cinco en tomar ese Curso van a tener de regalo una sesión personalizada para trabajar conmigo cómo podés aplicar las herramientas del curso en tu caso particular. Como sabés, el tiempo es un recurso limitado así es que por eso no puedo ofrecer más que cinco lugares para eso. Si vivís expatriado y tenés hijos te recomiendo que lo tomes lo antes posible, si no tenés hijos y conoces a alguien a quien le pueda servir, no dejes de compartírselo y si tenés alguna duda de cómo te puede ayudar este curso o si es para vos, no dejes de escribirme a info@expatpsi.com que siempre contesto.

PD: Actualización ya no quedan lugares. Pero te traigo una BUENA NOTICIA: Si te gustó este artículo, te va a ENCANTAR lo que estoy preparando para ayudarte. Hacé click acá y enterate ya mismo.

PSSST!: si te gustó este artículo dejame que te recomiende leer este y este otro. Y si tenés ganas de aprender más sobre lo que les sucede a los chicos al expatriarse (y todo el tema de TCKs) y cómo podés ayudarlos a sacar lo mejor de su experiencia internacional aprovecho para contarte que compilé toda esa información y mucha más en el Curso para Madres (y Padres) Expatriados y lo tenés acá.

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