Parejas expatriadas, parejas que acompañan

 

Hace un tiempo atrás recibí un email. Alguien que había seguido a su pareja en sendas expatriaciones, alguien que había dejado una carrera promisoria y aceptado trabajar de lo que encontrara con tal de apoyar la carrera laboral de su pareja. Te imaginarás que “trabajar de lo que encontrara” para alguien con un doctorado no prometía ser fácil. Nadie hace un doctorado para después ejercer de otra cosa. Pero esta persona apostaba fuerte a su pareja y entonces lo hizo. Cuál sería su sorpresa al ver que del otro lado su esfuerzo no era valorado.

Te soy honesta, no es la primera vez que escucho una historia así y, lamentablemente, tampoco creo que vaya a ser la última. El rol del famoso “cónyugue/pareja acompañante” no es fácil y casi nadie lo entiende. Ni los amigos en el país de origen, ni los colegas de la pareja, ni su familia allá en casa, y lo que es peor, a veces ni su propia pareja.

Hace mucho tiempo atrás el término en inglés era trailing wives que sería algo así como “esposa que se arrastra”. Fuerte, no? Porque las palabras encierran un poco lo que pensamos de las cosas y que ese haya sido el término para nombrarlas no es una situación muy feliz. 

Afortunadamente algo cambió, y ahora se habla de “pareja o socio que acompaña”. Eso sí, de a ratos queda la duda de si lo que cambió no fue solamente el término.

Cuando vuelvo a escuchar estas historias tiendo a pensar que sí.

Ojo, si estás acompañando a tu pareja en su carrera laboral y lo estás pasando fantástico me parece genial. Quiero aclarar que no a todo el mundo esta situación le resulta igual. Hay quienes han encontrado muchísima satisfacción en esta aventura de ir siguiendo los traslados de su pareja. 

Lo que sí quiero enfatizar es que no es así para todos. Y que a veces, nos olvidamos de lo duro que puede ser vivir esa situación. Porque, claro!, cómo puede ser que esta gente que no está trabajando (o no necesita trabajar), que está en tal o cual maravillosa ciudad, no esté pasándolo bien!? Porque, claro, si yo estuviera en su lugar me la pasaría recorriendo museos, haciendo turismo, recorriendo ciudades…

Y no, a veces en esa situación ya es todo un logro poder levantarse de la cama. No exagero. Y eso no se puede decir porque no hay quien pueda escucharlo. Que pueda escucharlo sin juzgar, sin pensar “qué estupidez deprimirse en medio de esta situación paradisíaca”.

Por eso hoy escribo sobre esto nuevamente. Porque quien acompaña a su pareja muchas veces, muchas muchas veces, está dejando de lado sus sueños, sus proyectos, sus ganas. Porque si bien la decisión pudo haber sido compartida eso no quiere decir que no sea un rol muy difícil el de mudarse sin que sea parte del propio proyecto laboral. Y porque además de todo la incomprensión general ante el nuevo papel no suma! Es más, no solo que no suma sino que resta y mucho.

Por eso, si ese es tu lugar, tu rol en este momento te quiero decir que si hay días en que levantarse de la cama es difícil no estás loco. Que si no te dan ganas de recorrer los museos de esa ciudad en la que estás viviendo y nadie lo puede entender, no importa lo que ellos piensen.

Y sobre todo que sepas que no estás solo, que hay muchísimas personas viviendo lo mismo que vos. Solo que como no es muy glamoroso no se cuenta. Y que tenés todo el derecho del mundo a quejarte, protestar, y no sentir que estas en el paraíso. Ya bastante con que te estés sintiendo mal como para que encima sientas culpa por ello, no?

Así es que acordate, ni estás fallado ni sos vos el problema si no estás pudiendo encontrarle lo positivo a esto. Date tiempo, y date permiso y si eso no alcanza, podés pedir ayuda también. Mientras, te comparto estos otros artículos que podrían ayudarte.

Los podés leer acá y acá. Y si atravesaste fronteras y sentís que tu brújula ya no funciona en el nuevo lugar, no dejes de mirar este Curso que lo hice especialmente para ayudarte: lo tenés acá.

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