Comparaciones en la #VidaExpat

caperucita4Este no es un artículo políticamente correcto. Te lo aviso desde ahora por si querés dejar de leer. No es políticamente correcto porque a veces es importante llamar a las cosas por su nombre. Hace rato que quiero escribir sobre esto porque me parece importante. Te lo presento con un ejemplo.

Juan se fue a vivir a otro país, migró, se expatrió, como lo quieras llamar. Juan se encontró con que algunas cosas que no le gustaron. Pero claro, él sabe que fue su decisión y entonces hace lo mejor que puede para lidear con ellas. No le convence que la gente no sea tan cálida. Se lo comenta a sus padres cuando hablan por Skype pero claro, ellos le recuerdan que él decidió irse. Lo comenta con amigos y ellos le dicen que no es tan grave. Y de todas partes le dicen que no compare, queda cada lugar es como es.

Y sí, por supuesto que cada lugar es como es. Por supuesto que van a existir diferencias entre nuestro país de origen y nuestro país de acogida (o nuestros países de acogida). Pero… ¡cómo no va a comparar! Si así es como los seres humanos incorporamos conocimiento: con la comparación. Así aprendemos a diferenciar lo frío de lo caliente, lo agradable de lo desagradable y un largo etcétera.

Decía que este artículo no es políticamente correcto porque te estoy diciendo -llevándole la contra a lo que la “corriente actual” no se cansa de repetirte-que no está mal que compares. Es más, seguramente no puedas evitar que tu mente compare en automático. Porque no está mal que haya cosas que te gusten más y otras que te gusten menos. Porque si no podemos comparar, si no podemos decir lo que no nos gusta es como cortar un pedazo de nuestra mente. La mente es suficientemente vasta, puede con lo positivo y con lo negativo también. No te preocupes. Más de una vez por intentar ver todo positivo uno se puede terminar metiendo en la boca del lobo.

La pobre Caperucita estuvo demasiado cerca de ser devorada. Si hubiera estado más “entrenada” en esto de comparar y evaluar qué pensaba ella de los resultados tal vez al ver esas orejas no hubiera dudado de que no se trataba de su abuelita. Porque a la larga no poder detectar lo real que tenemos en frente nos deja un poco a merced de la buenaventura. Siguiendo con Caperucita quedaríamos a merced de que pase el cazador por la casa a tiempo como para salvarnos.

Así es que insisto, comparar no es necesariamente malo, protestar contra lo que no te gusta tampoco. Sí, acaba de pasar Thanksgiving y parece medio una locura decir esto. Justo cuando uno tendría que estar dando las gracias, no?

¿Pero sabés qué pasa? Poder dar cuenta de lo que no te gusta te ayuda a poder enmarcar y definir lo que sí. Cuando tenemos en claro lo que nos molesta, nos fastidia y no nos gusta. Entonces, sólo entonces, podemos dar gracias de corazón por lo que sí queremos que esté en nuestras vidas.

PSSST!: si te gustó este artículo dejame que te recomiende leer este y este otro. Y si tenés ganas de saber más sobre lo que es esperable que te suceda al expatriarte así como también ideas de como manejarlo, te cuento que hay un Curso con toda esa info: lo tenés acá.

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