Expectativas y ansiedad en la vida como expatriados

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Seguramente te pasó alguna vez: en tu cartita le pediste a Papá Noel (o a Santa Claus o a Los Reyes Magos) el último juguete que estaban pasando en la tele para después encontrarte en el árbol otra cosa. Y no era fea… pero claro, vos estabas esperando que te trajera lo soñado. O un amigo te dice que te va a presentar a alguien que es justo para vos y zás! Y apuesto a que esa persona podría haberte caído bien si la hubieras conocido por tu cuenta. Pero claro, esperando a tu príncipe azul (o alma gemela) no podés parar de percatarte de cada una de las diferencias. O tu pareja te dijo “este viernes vamos a hacer algo super especial” y claro, si después hacen lo mismo que todos los viernes, eso mismo que todos los viernes te parece más que divertido bueno, esta vez ya no.

Sucede que nuestras expectativas enmarcan nuestra realidad mucho, mucho más de lo que nos damos cuenta.

Y en la vida como expatriados nos pueden jugar varias malas pasadas. Pueden afectar nuestra capacidad de adaptarnos cuando recién llegamos. También nuestra tolerancia a las inevitables frustraciones que vivir lejos de “casa” pueden ocasionar. Y como te imaginarás podemos hablar de miles de situaciones concretas en las que haberme hecho una idea de cómo van a salir las cosas contribuye a que me cueste más procesar cuando las cosas no marchan acorde a lo planeado.

Y hasta acá el tema clásico de expectativas y frustración. Pero lo que se agrega, que no siempre tomamos en cuenta, es que nuestras expectativas no siempre están al día. Dicho así suena extraño, lo sé, pero me refiero a que generalmente las expectativas se trazan previo a conocer algo, a empaparse de un tema. Pueden ser a cómo va a ser un viaje antes de haber viajado y claro, rara vez las “actualizamos” una vez en situación.

Pongamos un ejemplo: R. se expatría; por supuesto mudarse a un nuevo país para él implica que tendrá un período de adaptación. Le intriga saber sobre esto, googlea, busca en internet y llega a la conclusión que el shock cultural dura seis meses. Listo. Viaja, llega y durante esos seis meses tendrá una alta tolerancia a las frustraciones que viva porque, claro está, ya sabe que esto es así. Ahora, cuando al año de haber llegado le resulta insoportable que en este lugar los compañeros de trabajo sean tan silenciosos en los “happy hour” entonces se sorprenderá. Cuando vea que luego de dejar su mochila con todas sus cosas olvidada en un café vuelve y está todo tal cual lo dejó, vuelve a sentirse raro por haberse sorprendido. Es decir, él cree que ya debería saber que esto es así. Estos ejemplos son mínimos, no son los que afectan más fuertemente el ánimo. Pero R. dirá “es que no termino de adaptarme del todo, estas cosas ya no deberían sorprenderme.”

Por supuesto que este ejemplo parece mínimo y por eso te acerco este otro que, si bien no es de la vida expat, me parece que ilustra perfectamente el punto: T. perdió a su padre; enseguida atraviesa por esos primeros momentos de angustia, esos que ni se pregunta si está bien o mal tener. Luego de eso se le ocurre googlear el tema y encuentra que el duelo por un padre dura X cantidad de años (sí, efectivamente existe gente que tipifica todo y este tema no es la excepción). Y pasa el tiempo pero este dolor no se le pasa. T. lleva muchísimo más tiempo sintiéndose triste, extrañándolo, que el que supuestamente debería. Y claro, quien escribió la estadística no tomó en cuenta ni cómo ha sido su vínculo con ese padre, ni qué otros duelos ha tenido antes (porque eso también influye créase o no) ni mil factores más. Pero ahora T. además de extrañar y sentir ese dolor por la pérdida de su padre, encima siente que está fallado, que algo no marcha bien con él.

El dolor no va a ser mayor o menos por la expectativa que tengamos de él pero lo que cambia es nuestra, digamos, valoración de la situación. Por eso en situaciones complicadas, frustrantes, que nos ponen ansiosos o angustiados nunca está de más chequear cuál eran nuestras expectativas al respecto. Porque, creeme, casi nunca son inocuas.

PSSST!: si te gustó este artículo dejame que te recomiende leer este y este otro. Y si tenés ganas de aprender más sobre lo que es esperable que te suceda al expatriarte así como también ideas de como manejarlo, te cuento que hay un Curso con toda esa info: lo tenés acá.

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